El columpio

por Julián Segarra Esbrí

       De forma inesperada y un mucho sorpresiva, obra en mi poder una invitación para gastarme mis ahorros obtenidos por la venta de mis productos comerciales al haber pagado los impuestos y los gastos fiscales reconocidos, en un encuentro entre investigadores, profesionales y empresarios dentro de unas jornadas sobre transferencia científica, tecnológica e innovación, cuando realmente lo que se me ofrece es regalar a la organización del evento mi aportación adinerada en una feria que tiene por compromiso el activar el tejido económico por medio de la innovación tecnológica mostrando el trabajo de las empresas y el de los investigadores, al considerar que la colaboración y la creatividad son las claves de la innovación en la industria actual y que, al parecer, para conseguir salir de esta situación de empobrecimiento económico que me toca sufrir, preciso de la existencia de centros especializados en nuevas formas de financiación y proyectos emergentes para impulsar la diversificación de sectores cuando los negocios no cubren los gastos que generan en el mantenimiento de la infraestructura por insuficientes ingresos en las ventas de sus fabricados.

       Posiblemente sea mi mente retorcida y perversa la que lee este contenido u obtiene estas conclusiones, porque pillada la excelente iniciativa, lo que realmente se me quiere regalar es la oportunidad de oír a personas que carentes de negocios, con su facilidad de lenguaje, o tal vez verborrea, pueda imaginar aportaciones viables a mi actividad económica que favorezcan un incremento adinerado en el Arcas del Tesoro Público en estos tiempos actuales un tanto maltrechas.

       La época de mi actividad académica se supone estaba superada con la obtención del aprobado en la última asignatura del último curso lectivo y cuando acabé el servicio militar me reincorporé al trabajo cotidiano en una época en la que el ordenamiento legal prohibió la comercialización del granel con la consiguiente pérdida de mercado gracias a la competencia desleal de otros comerciantes que, con el beneplácito de las autoridades administrativas y gubernamentales, siguen con su actividad económica en la clandestinidad, es un tiempo en el que mi preocupación principal estaba entorno a conseguir un balancín de frecuencia variable con total estabilidad y por aquel entonces disponía de más tiempo para dedicarlo a mi interés sobre mi formación personal en una faceta que algunas personas conocían y que a mi me entusiasmaba.

       El tutor me aconsejó decantar mis estudios de investigación para relacionarlos y/o aprovecharlos en el futuro en mi actividad económica, pero paralelamente, mi voluntad personal giraba entorno a otro campo de la ciencia y la tecnología. Para complacer el criterio de mi director docente, decidí plantar una viña con la finalidad de obtener el disolvente en mi investigación y en los ratos de asueto o mientras me desplazaba por las rutas comerciales, mi pensamiento giraba entorno a mi preocupación sobre la estabilidad del imaginario circuito electrónico. Cuando coincidía con personas del sector, consultaba sus conocimientos sobre el tema, realizaba las pruebas necesarias con sus aportaciones didácticas y todo, para concluir en el fracaso.

       En la década de 1980 existía en el mercado la tecnología TTL al alcance de la mano y ya había construido anteriormente un contador de impulsos con memoria de pantalla como las calculadoras de la Hewlett-Packard, aquellas que importaron a España en la década de 1970 pero con el añadido personal del cambio automático de la luminosidad del display en función de la ambiental y disponiendo en el laboratorio del medidor de construcción propia capaz de comprobar no solo la existencia, sino también la cantidad y la estabilidad, era muy fácil conocer del incorrecto funcionamiento de cada uno de los experimentos. La mayor estabilidad conocida venía de la mano del cristal de cuarzo pero el inconveniente está en que cada cristal solo puede generar una vibración intrínseca y diferente y como quiera que la solución de generan ondas cuadradas para dividirlas y/o sus armónicos múltiples para sumarlas posteriormente y modificarlas con circuitos integrados operacionales a fin de conseguir generar señales próximas a las senoidales aunque en formato dientes de sierra, no era una idea aceptable para mi criterio, sin citar el necesitar alimentaciones simétricas, había que pensar en algo ocurrente y con onda senoidal porque además, son las fácilmente convertibles en otros formatos y no viceversa.

       Cuando estás ensimismado en la poda de las cepas y especialmente en fincas en las que podar hasta el final de la fila y regresar podando por la fila contigua, no precisas del reloj porque El Flare (señal geológica del mediodía), indica que ya es la hora de comer, tienes mucho tiempo para pensar en tus cosas y si bien todas las cepas son diferentes, también todas tienen algo en común y no es precisamente el producir uvas, aunque eso es lo obvio, pero no es lo ocurrente. Con la mirada perdida en las cepas que te faltan por podar como si de una penitencia se tratase, el pensamiento vuela con imaginación galáctica y un conteo de las que te esperan para acabar tu trabajo, te regala el pensamiento la evidente igualdad de entre ellas.

       Efectivamente, todas las cepas son iguales cuando las comparamos con ellas mismas, porque en mi mundo, el diferente es usted, siendo ésta la caprichosa ocurrencia, la que necesito para la viabilidad exitosa del experimento.

       El circuito del sistema va a ser muy sencillo, como cualquier idea cristalina procedente de la ocurrente mente de un agricultor en sus especialidades de podador, recogedor de sarmientos y cabador de cepas sin haber alcanzado el aprobado en el curso de labrador especializado con el tractor agrícola. Se precisará de una serie de componentes electrónicos de los que habitualmente se encuentran en las tiendas de suministros, con sus tolerancias inherentes, derivas térmicas propias y sin ninguna clase de precisión, para que ensambladas adecuadamente realicen las funciones necesarias y con solo variar los conmutadores del divisor programable, se consiga obtener el nerviosismo elegido para el eficaz funcionamiento de la mecedora y puesto que voy a realizar un prototipo, entiendo aconsejable que el experimento sea dividido en diferentes módulos para comprobar su correcto funcionamiento individual previo a su ensamblaje y acabado final.

       Una vez dibujado en formato papel y cerciorado del correcto esquema, hay que pintar la colocación de las piezas o componentes según su tamaño para obtener el mapa del circuito impreso que aprovecho como soporte. Con la existencia casera de componentes electrónicos y un trozo de hilo de bobinar motores o transformadores o un simple alambre enrollado con espiras separadas podemos construir la bobina del oscilador por ser la única pieza que no podemos encontrar en el mercado.

       Tan sencillo como es esto, es el poder disponer de un columpio de frecuencia variable a cualquier reincidencia elegida con la estabilidad del cristal de cuarzo y digo sencillo y digo bien porque se le ocurre a un simple podador de viña antes de recoger los sarmientos y cabar la vides, aunque lo verdaderamente difícil siempre es el conseguir que te compren el invento, pero para ello, solo se precisa de la comercialización que únicamente se consigue cuando existe respuesta social hacia su adquisición. Ocurre que en el mundo de la investigación siempre existen personas que pillando la idea ajena de la oreja, la pueden llevar a la práctica de otra forma diferente o con otras piezas diferentes como para fabricar las escobas, que pueden ser de materiales y tamaños distintos y si además formas parte de la infraestructura de una gran multinacional capaz de construir y vender muchas piezas en las que solo una parte de ellas es la idea primitiva de terceros, se puede integrar en un circuito exprofeso y obtener otra patente diferente al prototipo como ocurre con los cierres de las puertas de los coches o los tornillos de sus ruedas.

       Por consiguiente, disponiendo de los conocimientos científicos y de la tecnología para su ejecución, ya podemos innovar y crear un nuevo tejido empresarial al parecer imprescindible para entender la industria actual del siglo XXI y si se precisa dinero para adquirir las materias primas, existen centros especializados en nuevas formas de financiación para proyectos emergentes capaces de impulsar la diversificación de sectores muy bien explicados por personajes altamente cualificados asociados a importantes entidades dedicadas a vivir del incauto emprendedor ilusionado de cualquier nuevo proyecto.

       En el momento de iniciar o continuar el caminar de la vida, lo que interesa al emprendedor es oír las experiencias más exitosas de las personas del mundo de los negocios que por supuesto sean mejores que las obtenidas por uno mismo para pillar sus ideas de la oreja llevándolas a la práctica y coincidiendo que el redactor de este artículo epistolar, además de ser autor de la ocurrencia primitiva, elaborador del resultado final, conocedor de la viabilidad y utilidad del prototipo y disponer de una experiencia generacional en el mundo del comercio, conoce como personas ajenas que nunca supieron vender un caramelo y pertenecientes a sectores de formación, o del cambiante mundo legislativo, nunca pudieron aportar algo utilizable en el mundillo comercial salvo estar perdiendo el preciado tiempo del oyente.

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