EL SON JAROCHO

por Joaquín Segarra Idiazábal

     El son jarocho es la expresión musical propia de una parte importante del Estado (provincia) de Veracruz y parte del de Oaxaca, con un origen eminentemente rural; concretamente, de la zona conocida como la Cuenca del río Papaloapan.

     Desde mediados o finales del siglo XVIII, cuando se define cabalmente, se tocaba esencialmente en la fiesta tradicional de los jarochos llamada fandango, en la que se combina con la danza zapateada y la poesía cantada. Tanto la música como el zapateado tienen un ritmo sincopado, de contratiempos, aunque más la primera que el segundo.

      La lírica se canta en coplas o pregones –generalmente cuartetas, aunque también es muy usada la décima- en donde un versador canta cada copla que es repetida por otro y contestada, como remate, por todo el grupo con el estribillo. La música, por su parte, se basa en alternancias instrumentales llamadas figuras, compuestas por los rasgueos de las jaranas y los punteos del requinto, que se contrapuntean con los pregones en los tangueos, juegos rítmicos de armonía de innegable origen africano. Los más frecuentes son los sones en modo mayor y en compases mixtos de 3/4 y 6/8 aunque hay unos pocos sones en compás binario o en modo menor.

     Los grupos suelen ir desde dos o tres versadores-ejecutantes hasta doce o más, dependiendo de las circunstancias y lugares, sin que exista una norma definida; todos tocan y cantan.

     Los instrumentos más característicos (descendientes de la guitarra española) son:

     ·   la jarana (y sus variedades), instrumento de rasgueo y acompañamiento con cuatro -cinco a veces- cuerdas de las cuales, al menos, las dos centrales son dobles y octavadas; se afina de diversas maneras, aunque la más frecuente es como la de las últimas cuatro cuerdas de la guitarra.

     ·   el requinto o guitarra de son, instrumento de punteo que lleva la melodía y se toca con una espiga –también llamada pluma (trozo largo y delgado de cuerno de vaca), y con cuatro cuerdas simples, afinadas en cuartas.

     También es muy frecuente el uso del arpa diatónica y de un pandero, y si hay bailadores (hombres o mujeres), el zapateado en la tarima (pequeña caja acústica) es también, en sí, un instrumento más. En la última década se han venido incorporando instrumentos electrónicos o electro-acústicos, además del cajón flamenco. A veces, el arpista es solista, tocando contrapunteados melodía, acompañamiento y bajos.

     Lo hermoso del son jarocho reside en la creatividad de cada interpretación –nunca se toca el mismo son de la misma manera- con originales y espontáneos floreos instrumentales y versos inventados al instante, generalmente con gran sentido del humor.

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