Roiç de Corella

Por Jesús Moya Casado

     Roiç de Corella convirtió la gran mayoría de sus historias en obras de teatro y lo mejor que se le ocurrió fue recuperar las ruinas del teatro romano de Sagunto para representarlas y abrirlo al público. El Consell Municipal de Murviedro invirtió 21.230 sous del erario público para la restauración de aquellas ruinas con toda su carga histórica. Después de dos años de trabajos en el año 1487 los reyes Isabel y Fernando vinieron expresamente a Sagunto invitados por el rey de Valencia. Para la inauguración del nuevo teatro y presenciar El Juicio de Paris que fue la escogida por Roiç de Corella para representar.

     Fue el creador de la primera escuela de poética y versificación de Valencia en un local cedido por el Consell de la ciudad junto a las Torres de Serranos y que, entre otros, contó con la presencia de Jorge Manrique, gran amigo de Roiç de Corella donde impartió cursos de métrica y rima sobre el último éxito de Roiç “Las Coplas de la muerte de mi padre”. Uno de los cursos que más éxito tuvo esta escuela fueron los de enseñanza de las lengua principales que se hablaban en la península ibérica: lengua valenciana, latín, árabe y lengua castellana.

     Poco se sabía de su faceta de dibujante hasta que se descubrieron una colección de dibujos eróticos a la pluma y más tarde coloreados con su firma y encontrados en la Biblioteca Nacional de Ámsterdam. Como caballero que era, su domicilio lo tenía en la calle de Caballeros, donde falleció. Fue embalsamado y enterrado en el altar mayor de la iglesia de las Trinitarias y durante mucho tiempo fue venerado, sobre todo, por la burguesía valenciana. En el año 1500 el Tribunal del Santo Oficio prohibió esta devoción; su cuerpo incorrupto fue desenterrado y arrojado a la hoguera en la plaza pública y sus cenizas esparcidas sobre el río Túria.

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