Balnearios flotantes

"LA FLORIDA ", "LA ESTRELLA" y "LA PERLA"

Por Jesús Moya Casado

     A finales del siglo XIX "La Florida" y "La Estrella" eran dos balnearios flotantes instalados en la dársena del puerto, a la izquierda de la escalera real. Entonces no se habían construido "Las Arenas", y "las barraquetas" de la playa estaban en un estado tan primitivo que se apelaba a la regadera para la limpieza, cuando se salía del mar. Las tablas y los cañizos eran los elementos de construcción de aquellas primitivas "barraquetas".

     De los dos balnearios citados, era "La Florida" el preferido por el público más distinguido. Pertenecía a los hermanos Alós, aquellos famosos artistas escenógrafos que causaban el embeleso de los espectadores de nuestros teatros por sus hermosas decoraciones y por los trucos que introducían en la escena. Uno de estos hermanos, don Ramón, en mangas de camisa, con sus lentes redondos, su buena pipa, bajito y regordete, se pasaba el tiempo hablando con los parroquianos en la galería que recaía al mar y desde la cual se veía como se zambullían los que, alardeando de nadadores, por una puertecilla se arrojaban a la dársena. Dicha galería había sido decorada primorosamente por aquella familia de artistas, que aun tuvo un sucesor, don Ricardo y que continuó la industria artística de su padre y de su tío. "La Florida" tenía una gran piscina y cuartos particulares, todo ello sumergido en las aguas del puerto.

     La galería de este balneario recayente al mar, con sus bolas de cristal, dentro de las cuales "navegaban" unos pececillos de colores, y unos "peneaux" de en las paredes, pintados por los hermanos Alós para decorar las paredes de la redacción del diario "Las Provincias" en una noche humorística con el fin de comer amigablemente redactores y tertulianos, "peneaux" que resultaron obras tan definitivas que sus autores los reclamaron para decorar su establecimiento flotante.

     "La Estrella" tenía un público más democrático. En el mismo sitio donde se hallaba establecido este balneario hubo otro que llevaba por título "La Rosa del Turia" y el día 29 de julio de 1871 se hundió en el mar, pereciendo muchas de las personas que se hallaban en sus dependencias.

     El tercer baño flotante fue danzando de un lado para otro, durante algunos años, en el puerto, hasta que definitivamente se instaló en el Club Náutico, denominándose "La Perla".

     Tenían todos estos establecimientos de baños la ventaja de satisfacer la afición natatoria de los aficionados a este deporte, sin las molestias, para satisfacerlo, que producía el tener que ir a las "Barraquetas" y luchar con las olas.

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